Las Invasiones Inglesas

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La capital del Virreinato del Río de la Plata, Buenos Aires, fue invadida en 1806 y 1807 por los ingleses, que estaban en guerra con Francia y España. Las tropas habían bloqueado el acceso de las naves británicas a los puertos europeos más importantes, para que los productos britanicos de origen industrial no pudieran venderse en los mercados de Europa. Entonces, con el fin de controlar los territorios libres del bloqueo. Los ingleses avanzaron sobre las colonias españolas para conseguir nuevos puertos y mercado para sus productos.

La Primera Invasión

En junio de 1806 y sin un plan demasiado premeditado, los ingleses desembarcaron en las playas de Quílmes y comenzaron a avanzar sobre Buenos Aires.

El virrey Sobremonte, absolutamente sorprendido, reunió unas pocas fuerzas e intento detenerlos cuando estaban cruzando el puente de Galvez, en el Riachuelo. Los ingleses los derrotaron con facilidad y - mientras el virrey huía a Córdoba llevando las arcas del rey - el general Beresford ocupaba la fuerte y se hacia nombrar gobernador. Era el 25 de junio de 1806.


El grupo dirigente no presento ninguna resistencia. La ciudad vivían cincuenta mil personas que no tardaron en mostrar su descontento. Para beneficiar la entrada de los productos ingleses por el puerto de Buenos Aires, Barensford estableció la libertas de comercio. Alcanzo esa medida para que se pusiesen en su contra todos los comerciantes vinculados con el monopolio comercial. El jefe de estos españoles descontentos fue el alcalde Martín de Alzaga.

Mientras, Santiago de Liniers, un oficial de marina francés que estaba al servicio de España. Cruzó a Montevideo y allí, con el apoyo del gobernador, reunió a un ejercito de 1300 hombres, con el que se embarco hacia Buenos Aires. Se peleo en las calles y en los principales edificios, donde se atrincheraron los ingleses. Los soldados de Liners eran muchos y sumados al apoyo de la población local formaron una gran fuerza por el cual los ingleses debieron rendirse. A este episodio de lo recuerda como la Reconquista de Buenos Aires.


Después de todos esos inusuales acontecimientos, la ciudad quedo revolucionada, La gente pedía que se destituyera al virrey Sobremonte, que había sido tan ineficiente. Por fin se resolvió dejarle el titulo, pero no el mando militar.

El cabildo, que era solo un órgano municipal, se reunió en sesión extraordinaria (cabildo abierto) el 14 de agosto de 1806 y le encomendó el mando militar de la ciudad a Santiago de Liniers, el héroe de la reconquista, el mando militar de la ciudad. Esta medida revolucionaria que tomaba el cabildo por encima de la autoridad del virrey, fue la primera señal de que las instituciones de la colonia empiezan a derrumbarse.

Inmediatamente se decidió organizar milicias para asegurar la ciudad contra un posible nuevo ataque. Las milicias, a diferencia de un ejercito profesional, estaba formada por voluntarios. Los milicianos elegían ellos mismos a sus jefes, por votación y eso le daba a toda esta novedad un aire democrático y popular, similares a los ideales de la Revolución Francesa. 

La ciudad se militarizo y también se politizo. Las  cuestiones de la ciudad ya no se hablaban solo en los grupos dirigentes y funcionarios, ahora se hablaba de política todos los días y en todos los lugares, se comentaba las noticias y se las discutía.

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La Segunda Invasión

Pronto el centro de interés volvieron a ser los ingleses. Desde Buenos Aires, Beresford había pedido refuerzos y hacia principios de 1807 llegaron al Río de la Plata una poderosa flota. Esta traía 3500 soldados y 100 barcos mercantes cargados de tela. Recordemos que esta el principal causa de las invasiones: vender.

En febrero atacaron Montevideo ya que les parecía más desprotegida. Luego. 8000 soldados ingleses atacaron Buenos Aires desembarcando en la ensenada de Barragán (actualmente Ciudad de la Plata). Los milicianos los esperaban en lo que hoy es Plaza Miserere, pero los ingleses cruzaron el Riachuelo más al norte y los rodearon. La ciudad parecia indefensa.

El alcalde Martín de Alzaga organizo la defensa. Reunió a las tropas y organizo a la población. El 5 de julio de 1807 los ingleses atacaron la ciudad. Seguramente los sorprendió el recibimiento: se cuenta que de los balcones, techos y terrazas les llovieron terribles proyectiles: piedras, agua y aceite hirviendo.

Finalmente, a pesar de que lograron ocupar algunos edificios importantes, tuvieron que rendirse. A este episodio se lo conoce como la Defensa de Buenos Aires.


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