La Revolución Francesa


En 1789 estalla la revolución en Francia, un movimiento profundo inspirado en los principios de la Ilustración, que dirigió sus criticas al Antiguo Régimen Absolutista.

Las consecuencias políticas y sociales de la Revolución transformaron no sólo a la sociedad francesa sino a toda Europa. Las Familias Reales europeas vieron amenazado su poder por la difusión de las ideas revolucionarias y republicanas. Con la consigna "Igualdad, libertad y fraternidad", la burguesía francesa alcanzó una serie de libertades. Pero estos ideal estuvieron también amplias repercusiones para los pueblos de las colonias, principalmente para aquellos sectores que encabezarían el movimiento independentista en Latinoamérica.

Entre las causas que condujeron a la revolución podemos mencionar el desprestigio de los reyes franceses (la dinastía de los Borbones), los privilegios exclusivos de la nobleza, que estaba exenta del pago de impuestos y la critica situación económica por la que atravesaba el estado francés.

Las grandes deudas de la monarquía se originaron, por un lado, en la guerra con Inglaterra, que significo la perdida de Canadá y, por otro lado, en el apoyo a la independencia de Estados Unidos. Los aumentos de los gastos agudizaron la crisis financiera. A esto se sumaron los lujos y los derroches de la Corte de Versalles (Palacio real en las afueras de París).

La revolución avanza por la intervención popular. EL 14 de julio de 1789 el pueblo se subleva en París, asalta La Bastilla, la prisión - fortaleza del Estado, con el fin de apoderarse de armas y pólvora. Ademas de un arsenal, la prisión era el símbolo de la arbitrariedad de los reyes Borbones.


Durante el mes de julio de 1789 la revolución parisina se extiende por toda Francia. En las provincias, los campesinos, descontentos, inician una sublevación agraria: asaltan los castillos de los nobles, losa graneros y los monasterios. Las masas campesinas reaccionan contra la sobrecarga de obligaciones económicas: incendian los archivos en los que se registraba la recaudación de impuestos, derriban los cercamientos de antiguas tierras comunales y bosques, para oponerse a los derechos de caza, a los peajes, a los impuestos reales y el diezmos pagados a la Iglesia.


En agosto de 1789, los representantes de la Asamblea aprueban la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Sus principios pretendieron ser de carácter universal, validos para toda la humanidad. Sin embargo, con la exclusión de las mujeres y la distinción entre ciudadanos ricos y pobres, la declaración de la burguesía francesa no concreto sus promesas de democracia universal. Estableció la igualdad de derechos cívicos, pero no la igualdad de los derechos políticos (limito el derecho al voto de los varones no propietarios).

Los diputados suprimieron los títulos de nobleza (las distinciones hereditarios) y tomaron medidas contra la Iglesia que perdió entonces sus antiguos privilegios. Se cerraron los conventos y las ordenes religiosas, se elimino el diezmo y los sacerdotes debieron jurar ka Constitución Civil del clero, que regulaba las relaciones entre la Iglesia y el estado. Estas medidas motivaron la intervención del Papa Pío VI, que condenó los principios revolucionarios de 1789 y la constitución civil.





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