La Invasión Napoleónica a España
En 1807, en el año de la segunda invasión inglesa en Buenos Aires, mientras tanto, Napoleón estaba en uno de sus mejores momentos. Lanzaba una campaña tras otra y en todas salía victorioso. En ese año invadió Portugal, los ingleses, sus enemigos inquebrantables, tomaron bajo su protección al rey portugués y a su corte y trasladaron a todos a Río de Jainero.
En 1808 le toco el turno a España. Los ejércitos napoleónicos la invadieron y convencieron al rey Carlos IV y a su hijo, el príncipe Ferrando, de que renunciasen al trono a favor de José Bonaparte, hermano de Napoleón. Carlos IV y su hijo fueron apresado. Solo faltaba este golpe de gracia para que las colonias perdieran el escaso respeto que tenían por la monarquía española.
El pueblo español no aceptó la dominación francesa. En mayo de 1808, el pueblo de Madrid se lanzó a la calle vivando al rey; los soldados franceses reprimieron violentamente.
A pesar de la represión, se organizo la resistencia española. En distintas ciudades se formaron juntas, que desconocían la autoridad de los franceses y que gobernaban en nombre de Fernando VII. Estas juntas estaban coordinadas entre ellas y se reunieron en una gran junta central, que se instaló en la ciudad de Sevilla. La protegía una escuadra inglesa, ya que estos también luchaban contra Napoleón, por lo tanto, españoles e ingleses provisionalmente eran aliados. En esos años, las colonias americanas dependían de la junta central de Sevilla y esperaban con ansiedad las noticias que venían de Europa.