Del Antiguo Régimen a la Ilustración
En Europa habían aparecido nuevas ideas. los que manejaban la política y los negocios - los aristócratas y los grandes burgueses - hablaban un nuevo lenguaje, había un nuevo modo de entender la sociedad, el gobierno, la política y la vida de los hombres.
Había pensadores muy importantes que expresaron mejor que nadie estas nuevas formas de pensar: Adam Smith, John Locke, François Quesnay, Voltaire, Montesquieu, Jean Jacques Rousseau. Los libros que ellos escribieron tuvieron enorme influencia.
Se hablaba de dejar que los comerciantes comerciaran libremente, sin prohibiciones, sin grandes impuestos. Se aseguraban que de ese modo, las naciones se volvieran verdaderamente ricas.
Este modo de entender la economía se llamo Liberalismo y tuvo una gran fuerza en Inglaterra. Eran los años en que en Inglaterra, dueña de los mares y del comercio colonial, producía su gran revolución, una revolución que cambiaría el curso del mundo: la Revolución Industrial.
En Francia, en cambio, las nuevas ideas se llamaron Ilustración o Iluminación. Las dos palabras hablaban de "luz" y de "brillo" y de que precisamente de esa se trataba de "iluminarlo" todo con "luz de la razón". La vieja sociedad - razonaban los iluminados - era oscura, irracional. Era necesario revisar y criticar todos sus aspectos, los privilegios de la aristocracia, el poder absoluto de los reyes - que según antiguos conceptos, derivaba directamente de un designio de Dios - y, sobre todo, el enorme control y la censura que ejercía la Iglesia no solo sobre los aspectos religiosos sino en general sobre la costumbres y el pensamiento.
Los iluministas proponían formas de vida racionales. Eran, como los ingleses, liberales: creían que libres de controles y de impuestos excesivos la economía prosperaría. "Dejar hacer, dejare pasar, el mundo marcha por si solo" decían los economistas franceses.
Afirmaban que todos los hombres nacían libres e iguales y que la ley debía tratarlos a todos por igual, aunque admitía las diferencias sociales. Aseguraban que los reyes no eran reyes por designio divino, sino que habían llegado a ser lo que eran por un pacto, en el que los hombres cedían derechos a un monarca que garantizarla el orden necesario para construir un gobierno imparcial, y que el pueblo podían rebelarse ante gobernantes injustos, por lo que ese pacto se podía disolver.
Los pensadores de la Ilustración propusieron instituciones para el ejercicio del poder como las Asambleas, Constituciones, elecciones periódicas, formas republicanas de gobierno como la división de poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) para limitar y fragmentar el poder absoluto de reyes. Estas ideas se traducían en formulas simples "libertad, igualdad, felicidad", "gobierno representativo".
Creían en la libertad de pensar, libertad individual, de criticar, el derecho de la propiedad, el no intervencionismo del Estado en la economía y la tolerancia religiosa; creían, sobre todo, en el valor de la educación para divulgar esas ideas. Este afán de transmitir en bloques los conocimientos se concretó en una obra gigantesca llamada la Enciclopedia.
